Y entonces reflexioné sobre aquello: el pintor o aquel que pinta, puede decorar una pared con su obra. El fotógrafo también. Lo mismo ocurre con con los ceramistas, ebanistas, etcétera. Los músicos producen sinfonías, canciones que podemos escuchar una y otra vez o ni bien entramos a algún lugar... Los escritores, o aquellos que escriben, tienen la facultad de obrar y esconder sus obras: entre las tapas de los libros, cuadernos, o incluso en páginas web desconocidas para casi todo el mundo. A ellos se los tiene que salir a cazar.

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