Oigo una palabra que no existe.
Sale de unos labios
Que sueltan la voz mas dulce de este mundo,
Pero ellos tampoco existen.
Oigo una palabra,
Alguien que me llama desde otra habitación
Mientras estoy lavando los platos
O preparando la comida,
Solo para mi
Y juro,
Por cada día que se desnuda
Para convertirse en noche
Bajo la oscuridad,
Que, en soledad,
Mi imaginación es tan fuerte
Que parece querer asesinarme.
Yo no puedo escuchar
Porque mi sentido de la audición
Lo perdí junto a los otros
Y los pedazos de mi alma.
Todos abandonaron mi cuerpo
Y su ausencia se percibe
Tan intensamente
En presencia de nadie más
Que los restos de mi.
Yo no puedo escuchar,
No puedo ver,
No puedo acariciar,
No puedo oler el perfume de los cabellos
Ni degustar las lagrimas
De quien porta la voz mas dulce del mundo.
Imagino esa palabra que no existe,
Imagino su voz,
Sus ojos,
Sus pasos,
Sus risas,
Sus llantos,
Su aroma,
Su pelo,
Sus ropas,
Sus sueños,
Sus juguetes...
Imagino,
Lo imagino,
Porque no existe
Y sin embargo,
Lo amo tanto.
Lo imagino,
Imagino,
Que me dice mamá.
How happy is the blameless vestal’s lot! The world forgetting, by the world forgot. Eternal sunshine of the spotless mind! Each pray’r accepted, and each wish resign’d.
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